¿Cómo identificar tu tipo de piel?

Nuestra piel, al mismo tiempo de ser el órgano más grande del cuerpo, es el que se encuentra más expuesto a las condiciones ambientales y actúa como barrera para que factores externos no afecten nuestra salud. Por esto, es importante tratarla con sus debidos cuidados y mantenerla saludable con una correcta rutina de skincare. Para lograrlo, el primer paso es conocer qué tipo de piel tenemos. Entre las cinco clasificaciones reconocidas por los expertos, están: piel grasa, piel seca, piel mixta, piel normal o piel sensible. Para reconocer tu tipo de piel, aquí abajo te dejamos algunos tips.

Como mencionamos antes, es muy importante reconocer nuestro tipo de piel para evitar errores, lesiones, infecciones o irritaciones no deseadas y provocadas por algún producto con ingredientes activos agresivos o que simplemente no son para nosotros.

Por otro lado, también es importante mencionar que, el que cierto producto o rutina de skincare funcione para una persona, no significa que va a funcionar en nosotros o es la rutina ideal. Cada persona cuenta con un tipo de piel distinta y que responde de diferente manera a los productos cosméticos. Por ejemplo, una piel grasa no tiene los mismos requerimientos de productos humectantes que una piel seca. Por lo anterior, aún cuando seas fan de algún influencer de belleza, te recomendamos fuertemente consultar a un dermatólogo certificado antes de aplicar cualquier producto en tu piel.

Ahora bien; entre los factores que determinan nuestro tipo de piel, se encuentra principalmente el factor genético/hereditario. Es decir, que nuestro tipo de piel es heredado por nuestros padres. Sin embargo, esto no es determinante y a lo largo del tiempo y de nuestra vida, el tipo de piel puede cambiar debido a factores como los ambientales u hormonales. En este caso, los cambios de temperatura repentinos o muy bruscos pueden hacer que nuestra piel grasa comience a evolucionar a un tipo de piel seca o piel sensible o bien, al contrario, un periodo de estrés intenso puede convertir nuestra piel seca en una piel grasa.

Una vez establecido lo anterior, podemos ahora sí, pasar a conocer los dos métodos más fáciles para determinar cuál es tu tipo de piel. El primero es tan sencillo como lavar la cara y secar con suaves toques y una toalla limpia. Una vez que se encuentra seca y libre de cualquier producto como humectantes o maquillaje, a los 30 minutos nos acercaremos al espejo y examinaremos con cuidado si vemos algún tipo de brillo en zonas específicas. El siguiente método es también muy sencillo y consiste en lavar la cara y dejar secar durante 30 minutos a una hora; con una hoja de papel, daremos suaves toques alrededor de nuestro rostro ya seco y observaremos a contraluz la cantidad de grasa impregnada.

Con base en lo anterior, podemos determinar nuestro tipo de piel y se dará de acuerdo a los siguientes resultados:

  • Piel grasa: en cualquiera de los dos métodos anteriores, se observa un brillo prominente en la cara como resultado de la alta producción de grasa por parte de nuestras glándulas sebáceas. En el caso del espejo, notaremos grasita tanto en la zona T conformada por frente, nariz y barbilla así como en las mejillas. En el caso del método del papel, veremos a contraluz una gran cantidad de grasa que fue absorbida directamente de nuestra piel.
  • Piel seca: justo al contrario de los resultados para determinar un tipo de piel grasa, con un tipo de piel seca no veremos ningún tipo de brillo a la hora de observarnos al espejo o bien, en caso de usar el método del papel, veremos poca o nada de grasa cuando lo observamos a contraluz. Otra manera de darnos cuenta de que contamos con un tipo de piel seca, es lavar nuestra cara, dejar que seque por 30 minutos a una hora y comenzar a hacer muecas como sonreír, levantar las cejas o abrir la boca; si sentimos alguna tensión en mejillas o frente quiere decir que nuestras glándulas sebáceas están produciendo menos grasa de la que deberían y nos hace falta humectación.
  • Piel mixta: en el caso de un tipo de piel mixta, lograremos ver tanto en el espejo como en el papel, que la producción de grasa se focaliza en la famosa zona T conformada por frente, nariz y barbilla, mientras que nuestras mejillas estarán libres de sebo casi en su totalidad.
  • Piel sensible: para identificar una piel sensible, debemos observar dos cosas en específico en ambos métodos. En el caso del método del espejo, observaremos detenidamente nuestra piel buscando algún tipo de descamación o manchas rojas causadas por la irritación. En el caso del método del papel, veremos que no encontramos indicios de producción de grasa y al mismo tiempo es posible que tengamos alguna sensibilidad o molestia al pasarlo por el rostro.
  • Piel normal: sabemos que tenemos un tipo de piel normal cuando en cualquiera de los dos métodos vemos, por ejemplo, un brillo uniforme en nuestro rostro o bien vemos en el resultado de la hoja de papel una cantidad moderada de grasa. Este tipo de piel no suele irritarse ni enrojecerse y cuenta con poros de tamaño mediano.

Ahora que ya sabes cómo identificar tu tipo de piel, puedes acercarte a tu dermatólogo de confianza para establecer una rutina de skincare adecuada para ella. Un experto en la materia podrá guiarte correctamente sobre los diferentes productos que puedes o de los que no debes hacer uso.

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