El estrés, la ansiedad y tu piel

La vida moderna ha traído consigo no solamente avances médicos, tecnológicos y de entretenimiento muy importantes a nuestras vidas, sino que también ha convertido nuestro día a día en un ajetreo contínuo gracias al cual nos vemos inmersos en problemas y cuestiones laborales, familiares, de pareja y más lo que causa cada vez más frecuentemente episodios de estrés y ansiedad.

Por lo anterior, no es difícil llegar a afirmar o llegar a escuchar por ahí que tanto el estrés como la ansiedad son problemas del siglo XXI y es que, si nos ponemos a reflexionar un momento ¿quién de nosotros no ha pasado por algún episodio de estrés prolongado que llega a una ansiedad generalizada? que, a pesar de que pueden no ser problemas recurrentes, es difícil que hoy en día algún individuo se pueda proclamar libre de estos problemas.

Ahora bien, es importante saber que dentro del estrés y la ansiedad, podemos encontrar dos diferentes tipos. A uno de ellos, los expertos lo clasifican como Ansiedad Estado y otro como Ansiedad Rasgo, siendo la Ansiedad Estado aquella que se presenta por episodios limitados y aislados mientras que la Ansiedad Rasgo forma ya parte de la personalidad y/o vida cotidiana de una persona, siendo esta última la que puede tener mayores efectos en nuestra piel.

Pero, ¿cómo es que estas cuestiones psicológicas pueden afectar nuestro bienestar físico y más concretamente, nuestra piel? Bueno, pues resulta que dentro de la dermatología existe la psicodermatología, una rama que reúne dos especialidades médicas que a primera vista podrían parecer divergentes: la psicología y la dermatología. Esta rama específica de la medicina, se encarga básicamente del diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de aquellas patologías resultantes de la interacción mente-piel (Buljan et al, 2008).

Y es que, yéndonos a la generalidad, situaciones psicológicas como el estrés, nos provocan síntomas y/o malestares físicos evidentes como la sudoración extrema y repentina, malestares estomacales llámense estreñimiento o vómito, ritmo cardiaco elevado, tensión muscular, presión en el pecho, dificultad para respirar, sequedad en la boca, entre otros. Así, no es difícil imaginar que nuestra piel, el órgano más grande del cuerpo, también pudiera verse afectado.

Todas estas respuestas de nuestro organismo ante situaciones de estrés o ansiedad, son reflejos que la evolución ha desarrollado para activar cuerpo y mente y así poder escapar o afrontar los problemas que se nos presentan día a día. Antiguamente esto podría haber tenido más sentido ya que, por ejemplo, el aumento del ritmo cardiaco o la tensión muscular, nos preparaban como individuos para escapar de algún depredador en la naturaleza. Hoy en día estas respuestas orgánicas pueden resultar un tanto incómodas al traducirse en afectaciones a la salud de nuestra piel.

Dentro de los procesos físicos que el estrés y la ansiedad nos provocan está la secreción de hormonas como el cortisol. Esta hormona es conocida como la hormona del estrés y está ligada a un aumento en la respuesta inflamatoria del organismo. Además, la segregación del cortisol implica también una mayor liberación de estrógeno y testosterona que son bien conocidas por producir problemas dermatológicos como el acné durante la adolescencia.

Un estudio llevado a cabo en el Hospital Clínico San Carlos de Madrid, España, tuvo como resultados porcentajes nada despreciables al encontrar, por ejemplo, un 48.27% de pacientes con psoriasis que refirieron la existencia de algún evento estresante en los últimos seis meses mientras que el porcentaje de pacientes con dermatitis atópica refiriendo las mismas situaciones de estrés alcanzó un 38.89%.

Ante esto, anuncian, “los hallazgos encontrados nos demuestran la comorbilidad de patología psiquiátrica en los pacientes con enfermedades dermatológicas crónicas y los altos niveles de AE y AR (Ansiedad Estado y Ansiedad Rasgo respectivamente), sobre todo en los pacientes con psoriasis y dermatitis atópica.” Lo que en palabras más simples indica la existencia de una relación íntima entre problemas psicológicos como el estrés y la ansiedad con una respuesta del organismo que se refleja en afectaciones a la salud de nuestra piel.

Ahora bien, ¿qué es lo que podemos hacer en nuestro día a día para evitar este tipo de problemas y cuidar de nuestra piel? Bueno, existen soluciones muy simples que podemos llevar a cabo e integrar como hábitos en nuestra vida diaria para sacarle la vuelta al estrés y la ansiedad o como mínimo, reducirlos para sofocar sus efectos negativos.

Algunos de estas soluciones que, te recomendamos los volvamos hábitos, son:

  • Dormir bien.- una buena higiene del sueño es esencial para que nuestra piel logre recuperarse de todos los efectos negativos que el estrés y la ansiedad así como la contaminación, cambios de temperatura o rayos solares puedan tener en nuestra salud dermatológica. Generalmente es recomendado dormir ocho horas al día, pero con un mínimo de siete podrás despertar radiante y rejuvenecido.
  • Medita.- un par de horas de relajación en el que nuestra mente quede en blanco y soltemos todos los problemas laborales, familiares o de pareja que nos puedan estar agobiando, ayudarán de gran manera para que nuestro cuerpo se sienta en paz consigo mismo y las hormonas como el cortisol reduzcan sus niveles.
  • Ejercítate.- el llevar una rutina de ejercicios ya sea en el gym o en casa, nos ayuda a liberar las conocidas como hormonas de la felicidad: dopamina, serotonina y endorfinas que tendrán un efecto positivo tanto en nuestro estado de ánimo como en la salud de nuestra piel al reducir el estrés y la ansiedad.
  • Mantén relaciones sanas.- cuando frecuentamos a nuestros amigos, familia o pareja y mantenemos una relación sana con ellos, nuestro organismo libera hormonas como la oxitocina que nos ayuda a sentirnos felices y plenos a la vez que relaja nuestro cuerpo y se deshace de a poco del estrés.

El contar con una buena salud dermatológica, como vemos, no resulta solamente de llevar una estricta rutina de skincare o de adquirir los últimos y más nuevos productos para el cuidado de la piel, sino que también implica un bienestar psicológico importante ya que sus efectos adversos pueden no solamente limitarse al ámbito dermatológico sino al de nuestra salud física en general.

Por otro lado, es importante tomar en cuenta que, como paciente, el encontrarnos en un estado de estrés o de ansiedad debido a alguna imperfección de la piel, puede llevarnos a caer en un círculo vicioso del cual será un tanto complicado salir. Esto se debe a que, cuando caemos en una cuestión psicológica adversa por el aspecto de nuestra piel, el único resultado será generar más estrés, lo que ayudará a la liberación de hormonas como el cortisol afectando en mayor medida nuestra salud dermatológica y así sucesivamente. Lo mejor en estos casos es acercarnos a un experto y tomar sus recomendaciones para poder tener así, una salud y bienestar integral.

Recuerda que en Dermapp contamos con dermatólogos certificados que están listos para revisar tu caso y darte un acompañamiento cercano durante todo tu tratamiento. No dejes que tu brillo se apague, todos merecemos una piel como de película comparte tu caso con nuestros expertos.


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